El factor estructural que engendra a la corrupción, es la falta de revisiones y descentralización democrática. La corrupción es una epidemia, y las naciones del mundo deberían enfrentar la amenaza que ésta implica. Para poner fin a la corrupción, el pueblo debería ejercer soberanía y convocar a una reforma constitucional para implementar el mandato democrático de la ley. Esto significa la separación de poderes, así como campañas de elección libres a los candidatos para cortar lazos simbióticos entre el gobierno y grupos empresariales que engendran la corrupción. Ver la Carta de Paz Permanente para más. §1.6 §5.9